Como os conté en Facebook, cuando era pequeña mi padre me enseñó cosas maravillosas, pero quizás ésta es una de las más originales, por eso se la dedico a él.
En la noche de San Juan, cada año, ponía junto con mamá, a las 00:00 horas, un vaso largo con agua y dentro la clara de un huevo. Lo dejábamos al relente toda la noche sin remover y al día siguiente a la mañana era todo un misterio lo que sucedía. Lo que aparece es un barco donde las velas es la clara de huevo y el agua la botella que lo encierra.
Cuando mi madre y sus hermanos eran pequeños, en la noche de San Juan, mi abuelo, en Astillero (Santander) preparaba la ceremonia del mismo modo. Y mi padre lo aprendió de mi madre cuando se conocieron. Si algún día soy madre, se lo enseñaré a mis hijos, pues seguro que les fascina igual que a mí año tras año, pues cada año el barco es diferente.
Espero que lo hagáis el año que viene, seguro que los más pequeños de la casa alucinan y es un buen momento para pasar en familia.