Ingredientes:
– 140 -160 g de jamón curado (sóloo la carne) o ibérico.
– 1 hueso de jamón.
– 70 gms. de mantequilla (margarina).
-70 gms de aceite de oliva virgen extra.
– 120 gms cebolla en brunoise.
– 800 ml de leche (leche de vaca sin lactosa, leche entera, leche desnatada…).
– 200 ml nata cocinar.
– Nuez moscada.
– Pimienta blanca o negra.
– Sal.
Para el rebozado:
– Harina.
– 2 huevos.
– Pan rallado.
Preparación:
Ponemos una cazuelita con la mantequilla y el aceite de oliva que funda a fuego suave.
Cortaremos la cebolla muy pequeña, en brunoise. Ponemos la cebolla a pochar, no queremos que se dore sino que quede super transparente.
En otra cazuela pondremos la leche y la nata con el hueso de jamón para que coja todo el sabor del jamón, pero lo calentaremos a fuego medio para que tampoco hierva.
Cuano esté tranparente la cebolla, le añadiremos el jamón y mezclamos todo.
Le añadiremos la harina y lo cocinamos todo junto a fuego medio para que tome un color tostado la harina.
Le añadiremos (previamente colada) la leche y la nata que estaban infusionando con el hueso de jamón poco a poco, y vamos mezclado y deshaciendo los grumos hasta que quede una mezcla uniforme.
Ahora amigos, es brazo, brazo y más brazo con la varilla. a fuego medio bajo (para que no se agarre) le daremos continuamente vueltas hasta que la masa evapore y casi se despegue de las paredes al pasar la varilla. Le pondremos la sal, la nuez moscada y la pimienta en este paso.
Ponemos la masa en una bandeja de cristal y film pegado a la masa totalmente (para que no salgan burbujas y se tomen del calor y para que no salga costra en la masa). También se puede guardar en mangas pasteleras (es más facil a la hora de hacer la forma de la croqueta que con dos cucharas).
Dejamos enfriar y la guardamos en la nevera unas 24 horas.
Tras sacar la masa preparamos tres platos: uno con harina, otro con huevo batido y el tercero con pan rayado (o panko, que es pan rayado japonés).
Pasamos la croqueta por harina, por huevo y por último por el pan rayado. Las vamos colocando en una fuente.
Para freír preparamos una sartén con abundante aceite y ponemos a calentar al máximo. Al meterlas lo bajaremos un par de puntos. Las sacamos cuando estén doradas y las quitamos el aceite sobrante con papel de cocina.
Para presentarlas podemos ponerlas en una fuente.
Al abrirlas a la mitad vemos que la masa está melosa y queda muy delicada. La verdad que están buenísimas.
Os animo a hacer esta receta tan entretenida y deliciosa.
TRUCO: Parte de ellas las podemos congelar para otra ocasión en tuppers. Es un plato socorrido para cualquier momento.