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La Mano de Fátima, un viaje a través de la cocina árabe sin moverte de Santander

Hace poco más de un año, Nabil Bour-Qaiba, abrió las puertas del restaurante La Mano de Fátima, el primer restaurante de cocina árabe en la Comunidad de Cantabria, en la ciudad de Santander. Inmerso en el desarrollo del proyecto estalló la pandemia del Covid y a punto estuvo de tirar la toalla. Pero no lo hizo, fue valiente y apostó por ello. Y, es que, hay sueños que no hay que dejar escapar, simplemente hay que luchar por hacerlos realidad.

Nabil Bour-Qaiba nació en Marruecos, desde pequeño comenzó a cocinar para sus hermanos cuando su madre no estaba en casa y se ve que fue cogiendo gusto por la profesión. Trabajó en el Casino de Santander (ciudad en la que conoció a su mujer) y en 2012 la crisis le llevó a volver a Marruecos a buscarse la vida. Ha participado en el programa de Master Chef 4 Marruecos y ha desarrollado su aprendizaje laboral en cocinas de Marruecos, Bélgica…

Me hubiera gustado tomarme más tiempo para entrevistarle, pero para averiguar sobre su trayectoria he tenido que tirar de archivo, leer noticias ya escritas y escuchar una entrevista que le realizaron en Radio Studio 88 cuando abrió su restaurante. Si hay algo por lo que me gusta la profesión de periodista, es porque me apasiona documentarme e investigar cuando no tengo al alcance (o de otro modo) la información que preciso.

Pero, sin duda alguna, lo que más me gusta es conocer los lugares y las personas que lo han hecho posible sin tener previa referencia más que la recomendación de buenos amigos que me proponen conocer un restaurante y, sin pensarlo y sin saber quién es su cocinero (fiándome totalmente de su sabio criterio), me dejo llevar a ojos cerrados. Es así, como yo creo que se construyen las opiniones más sinceras, sin filtro rosa.

Pero para hablar de colores, de sabores, de aromas, de sensaciones… hay que entrar a La Mano de Fátima y viajar a través del oído, de la vista, de nuestro olfato y finalmente de nuestro paladar. Cruzar el umbral de la puerta de este restaurante y escuchar la música y dejarse llevar por los aromas es el comienzo de un viaje a través de la cultura y la gastronomía árabe.

La decoración en los restaurantes de cocina internacional en nuestro país es un punto para trasladarnos a ese entorno, a esa cultura y, en La Mano de Fátima, lo consiguen con todo tipo de detalles: las lámparas, los azulejos de las paredes, los espejos dorados, las mesas con sus manteles y los bonitos Tajín esmaltados, la mano de Fátima iluminada… Colores cálidos y vivos que hacen de cada rincón del restaurante un lugar acogedor sin estar recargado.

Nos reciben al entrar muy amablemente y nos invitan a sentarnos en la mesa. Ojeamos la carta mientras nos sirven las bebidas. Enseguida llega su chef Nabil para tomarnos nota y recomendarnos algunas de sus especialidades. Decidimos pedir su menú degustación, así podemos probar diferentes platos. Al ser una cena nos aconseja pedir un menú degustación para dos y después algún plato más para probar entre los cuatro pues quizás dos menús completos es demasiada comida para cenar y si queremos probar cosas diferentes entre todos es mejor opción la que nos plantea. Se agradece que te den facilidades y te orienten tan bien a la hora de elegir.

– Para comenzar probamos una selección de sus entrantes:

  • HUMMUS. Una crema deliciosa y fina de garbanzos con tahini (pasta de sésamo), ajo y zumo de limón.
  • WARAK INAB. Hojas de parra rellenas de arroz, menta aceite de oliva, limón, tomate y perejil. Un bocado fresco y aromático.
  • MUHAMARA. Pimientos rojos asados cremosos con bulgur, nueces y sirope de granada.
  • MUTABAL. Crema de berenjenas con tahini (pasta de sésamo), yogur, ajo y limón.
  • TZATZIKI. Crema de yogur, pepino picado, ajo, limón y estragón.
  • FALAFEL. Croquetas caseras a base de garbanzos y perejil con salsa tahini (pasta de sésamo).

– Platos principales:

  • TAJÍN DE TERNERA CON CIRUELAS Y ALMENDRAS. Ternera cocinada lentamente en un tajín de barro con almendras y ciruelas caramelizadas. Un plato muy rico, la carne jugosa, pura mantequilla con el acompañamiento dulce salado de las almendras con las ciruelas.
  • TAJÍN DE POLLO AL LIMÓN con patatas especiadas. Pollo cocinado lentamente en tajín de barro con limones encurtidos y aceitunas verdes. Un clásico tradicional de la cocina marroquí. Los limones los encurten ellos mismos. El pollo exquisito, sabor equilibrado y el toque que le aportan el limón y las aceitunas es espectacular. Una maravilla.
  • CUSCÚS FASSI DE CORDERO. Cuscús de cordero con almendras, cebolla caramelizada y verduras. Absolutamente magistral. El cordero lechal prácticamente se deshacía en la boca, tierno, jugoso, en su punto perfecto de equilibrio entre dulce y salado, elegante.
  • CUSCÚS DE LA HUERTA. Cuscús con verduras de temporada y legumbres. Muy rico, ideal para vegetarianos. Me encanta la mezcla de dulce y salado tan equilibrada sin llegar a cansar porque el matiz de las especias es diferente al del cuscús de cordero. Acompañado de ciruelas y almendras le da el punto perfecto a las verduras.

– Postres:

  • BASSBOUSA DE ALMENDRAS. Típico dulce árabe echo con sémola, almendras y coco. Un bizcochito almibarado muy rico, acompañado de un helado con pistachos. Un postre muy bueno.
  • TÉ MORUNO. Té verde chino de hoja enrollada enriquecido con menta. El final perfecto a una comida o cena, fresco, digestivo, cálido…

Además, probamos unas trufas de cacao caseras estupendas, cremosas e intensas, no muy dulces.

Una experiencia simplemente genial, una cocina tradicional excepcional, de nivel alto a un precio más que razonable. Una mano la de este cocinero privilegiada, en la que se nota su pasión por la cocina y que pone dedicación a lo que hace con todo detalle.

De seguro pronto volveremos a visitarles, para repetir y probar nuevos platos de su carta como su ya famosa “Pastela”. Sin duda, conocer La Mano de Fátima, ha sido uno de los grandes descubrimientos de este verano en Santander. Un restaurante que seguirá triunfando, no sólo por ser el único restaurante árabe de la comunidad (de momento), si no por ser diferente, original, por su amabilidad, por su buen hacer y por su exquisita cocina.

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